sábado, 7 de abril de 2007

El inmortal

Marco Ostrogovio es inmortal. Y resultaría imposible rastrear el origen de su tan extraña condición, ya que lo viene siendo desde tiempos inmemoriales, y aunque su memoria es bastante amplia, no es absoluta.
Los pocos registros que perduran sobre las peripecias de su vida durante los siglos pasados, nos llegan a través de su propios relatos, los cuales nos permiten saber que:

Ostrogovio fue un fiel compañero de Confucio en la China milenaria. Y dicen que cierta vez, cuando el sabio le dijo “No me inquieta el hecho de ser desconocido. Me preocupa cuando no conozco a los demás”, Marco le respondió:
-Sobame la papirola.
Asimismo, Marco peleó al servicio de Julio César, en su afán de expansión territorial de la antigua Roma. Dado que su fama le precedía como un guerrero rudo e intrépido, gozaba del absoluto beneplácito del César.
Cierto día, cuando éste último lo mandó a llamar, Ostrogovio –influenciado dicen por Espartaco-, se presentó ante él y le dijo:
-Chupito el pame.
Luego de ello, se produce una laguna en su mente de algunos siglos, cuando lo encontramos combatiendo a Libio Severo en Constantinopla junto a los célebres Hunos de Atila. Este, al conocer la sabiduría literalmente milenaria del inmortal, decidió consultarle sobre qué estrategia sería prudente seguir para sitiar definitivamente dicha ciudad, a lo que el soldado inmortal respondióle:
-Te manda saludos Marcelo... agachate y conocelo.
Diez siglos después, y ya alejado de las contiendas bélicas, Marco es convocado por Michelángelo Buonarotti para que, con sus vastos testimonios de arte, le aconsejara sobre sus bocetos para la cúpula de la Capilla Sixtina, a lo que Ostrogovio le dijo:
-Lo que me gusta es tu hermana en tanga.
Podríamos citar miles de ejemplos más como este, pero no es nuestro objeto el resaltar su vanidad, sino recordar al hombre que no teme. Al hombre que una y otra vez miles de personas le dijeron “Gracias por ser como sos. No te mueras nunca”.

10 comentarios:

Pérsico dijo...

Marco Ostrogovio debería trabajar conmigo. Me gusta su actitud.

La tuya, Blogudo, apesta!

gen71 dijo...

Un grosso Marco, su memoria parcial solo recuerda los hitos de su inextinguible historia.
Me hace acordar a una vieja francesa que hace unos cuantos años ya cumplía como 12o años. Parece que la anciana había co0nocido a Vincent Van Gogh.
A ella acudieron entonces los periodistas, a la búsqueda de un dato, una anécdota que permitiera delinear mejor la figura del gran pintor.
Cuando la señora finalmente contó su recuerdo de Van Gogh se limitó a decir:
"Era horrible y sucio, nunca vi sus pinturas"
Mas tarde cuando para cambiar de tema el periodista le preguntó si a su edad le preocupaban las arrugas la buena señora le respondió:
"No me preocupan ya que estoy sentada sobre mi arruga mas grande"
Así es la inmortalidad; te hincha las pelotas.

Calio dijo...

La verdad que ser inmortal se debe poner jodido por la cantidad de boludos que... abundan en todas las épocas!!
Sabias palabras de su héroe inmortal, ma´que oraculo de delfos!

besos

Anónimo dijo...

La gente tiende a pensar que con tiempo infinito todos seríamos sabios. Las pelotas, imagino que diría Ostrogovio.

Anónimo dijo...

¿Vas para allá?
Llevame ésta.

absurda y efímera dijo...

Pero, no entendí... ¿al final el chabón se moría o no se moría?

Unknown dijo...

Pérsico: callate, que vos sos un golfo.

gen71: qué ironía, a los 120 años, la vieja no arrugó ni un poco.

Caliope: y sí... lo jodido no es ser inmortal, sino ser un boludo a prueba de balas.

P.D.: es un placer inmenso tenerte de nuevo por acá!

m.: eso le pasa a la gente por tener actitudes tan inútiles como pensar.

El Mendocino: ¿tenés una lupa a mano, culiau?

Absurda: no sabría decirte. Yo lo escribí, pero no entendí bien qué quise decir.

Rambo dijo...

Siempre he respetado a esas personas que miran a la muerte a los ojos y le dicen: CHUPALA!

Kaitos dijo...

¿Ostrogovio no será el seudónimo de José Narovsky el de los aforismos?

Unknown dijo...

Rambo: ¿qué puedo agregarte al respecto con ese nick?

Kaitos: No le deseo la muerte a (casi) nadie... pero ojalá que Narosky, aunque muchos así lo creen por sus aforismos, no resulte inmortal.