domingo, 11 de febrero de 2007

Consultorio de dudas gramaticales, parte 2: la venganza.

Muchas veces que quisiste resaltar una palabra o resumir un texto y no tenías un marcador fluorescente recurriste al subrayado: esa línea que eleva las palabras más importantes para vos, sosteniéndolas como en una especie de andamio.

Ahora bien, alguna vez algún texto te habrá parecido bastante interesante, incluso en una extensión sumamente considerable, pero sentías que había algunas palabras que estaban de más. Entonces, las preguntas se van cayendo de maduras una tras otra: ¿cómo excluirlas? ¿Subrayando toooodo el libro salvo esas frases sueltas? Sería algo muy poco astuto, nada práctico y terriblemente desprolijo.

Pero no os desesperéis, blanca palomita, que El Blogudo piensa en todo, y hoy os trae la solución para tan terrible problema que siglos de pensamiento no han sabido solucionar:

EL SOBRAYADO (sob: sobre; rayado: trazado de rayas):

Un recurso súmamente útil para estos casos antes mencionados que consiste en ni más ni menos que implementar el sistema gráfico inverso al subrayado.
Es decir: que si el SUBrayado (sub: debajo; rayado: trazado de rayas) sirve para destacar la importancia de un término o concepto, para lograr el efecto inverso, hay que aplicar el criterio directamente opuesto. O sea que, cada vez que estoy ante una huevada o algo que quiero obviar, todo lo que tengo que hacer es SOBrayarla, y quedará muy claro que es absolutamente olvidable. Por ej.: "El otro día, Marcelita dijo que yo era un pibe tremendamente macanudo,
aunque muy pijacorta."

Claro que habrá que observar cierta cautela al utilizar este revolucionario recurso, ya que el sobrayado de un concepto se podrá confundir con un subrayado de la línea superior, y así a la inversa... pero a mí me chupa un huevo, porque no te agarro un libro ni que me cagues a trompadas.