jueves, 14 de junio de 2007

Me contó un primo que le contó un amigo que conocía a alguien que decía...

A pesar de ser judío de nacimiento, hay cosas sobre esa religión que siempre cuestioné. Por ejemplo, la circuncisión. Según mi forma de ver, la circuncisión es como una especie de asalto con rehenes. Es como si el rabino amenazara a los asistentes con un cuchillo y les dijera: “Si quieren ver a este pene con vida, no intenten nada estúpido. Conviértanse al judaísmo y nadie saldrá herido.” Seguramente viene de ahí la habilidad de los judíos para negociar.
Sí, yo sé que en el caso de la circuncisión es una medida preventiva de salud, pero si nos querían sacar algo que en el futuro nos traería problemas, mejor sería que nos saquen el apéndice… o que nos corten todo de cuajo. ¡Eso sí que nos evitaría muchos problemas!
Bueno, quizás sea que yo no soy el típico judío, tampoco. Bah, en realidad, más que no ser el típico, soy la vergüenza de la raza… con decirles que después de muchos años me quisieron devolver el prepucio.
En realidad yo siempre sospeché que no era judío. Pero no por mí, sino por mi mamá. Cada vez que yo salía a la calle ella me decía: “Va a refrescar… llevate el pulóver… la campera, los pantalones, los discos, los libros, los posters y la parte de la herencia que te corresponde…”
Es más: en vez de preguntarme “¿A qué hora vas a volver?” ella me preguntaba “¿Cómo? ¿Vas a volver?”.
Mi mamá me quería tan poco, que hasta llegué a pensar que era adoptado. Una vez le pregunté cómo había nacido y ella me dijo: “No me hagas acordar… nosotros fuimos los únicos en todo el barrio a los que SÍ les funcionaron los Sea Monkeys…”
Y yo que pensaba que había tenido una infancia normal.
Es que la infancia para mí es la peor etapa de la vida. No podés disponer de dinero, no podés manejar, no podés elegir qué estudiar, no podés elegir qué ropa comprarte, no podés elegir la comida, no podés elegir la música… cuando tenés 6 años ni siquiera podés elegir tu propio perfume… ¡porque para esa edad sólo existe la Colonia Pibe´s! Por eso, ni siquiera podés entablar una relación sentimental… las chicas se te acercan y te dicen… “Lo siento, Juan… lo nuestro no va a funcionar… tu perfume me hace acordar a TODOS mi ex-novios…”.
Pero igual después la cosa no cambia demasiado. Cambiás el Pibe´s por la colonia Paco… y es lo mismo. Ahora yo me pregunto… ¿Por qué un perfume para chicos se llama Paco? ¿Acaso uno valora a los 10 años que el Paco se llame igual que el Paco Rabanne? Es como si uno a esa edad pensara: “Ok, chicos… si no tenemos un perfume que huela a hombre, por lo menos que SUENE a adulto…”
Lo peor de todo, es que cuando sos chico no podés descargarte por ninguna parte… por ejemplo, no podés tener sexo porque tu cuerpo no está preparado… bah, eso es lo que te dicen… recuerdo como si fuera hoy, a los 6 años mirando a “La Mujer Maravilla” recostado sobre la alfombra… un tanto “inquieto”...
A lo mejor es que fui un chico muy precoz. Evidentemente, hasta para ser precoz, fui precoz. ¿Será por eso que cuando uno es chico quiere llegar antes a todos lados? Sí, porque cuando sos chico no querés llegar tarde a ninguna parte… y a uno eso lo marca. Por eso, chicas, es hora de que lo sepan: no es que los hombres solamos acabar más rápido... sino que queremos ser puntuales.